miércoles, noviembre 11, 2020

Este pequeño peso

 


Llevo varios años dándole vuelta a esto

Y bueno, como un peso de plomo tengo amarrada al alma (y yo no creo en eso)

El recuerdo de haber sido no solo un ñoño egoísta e inmaduro

También la de tener una fealdad que se extendía de adentro hacia afuera

Y el estar desnudo en esa fealdad en cuerpo y alma

Frente a ti

Y toda esa estupidez histérica y melodramática

Reflejada como en un espejo en….tengo que decirlo a falta de una mejor palabra

Una mujer de alma poderosa

No encuentro unos adjetivos o sustantivos arjoneanos mejores

Y había espacio ahí para lo maravilloso,  para la novela

Una novela no romántica en esencia

De alegría, de aprender y de amistad

Y para decirlo sin poesía duele haber vivido una experiencia maravillosa

Y habérsela perdido por estar existencialmente enfurruñado mirándose el ombligo sucio

Para decirlo en simple,

Que maravillosa eres, en mi recuerdo

Oh y aunque estas palabras puedan ser parte

De la misma estupidez melodramática

He sido un hombre con una suerte inmerecida

Y aquí estoy

Con suerte

Feliz

…pero con este peso de plomo n mi cabeza

Cada vez que estoy en la ducha pensando

Supongo que es el equilibrio del cosmos

lunes, febrero 09, 2015

Tratado sobre cosas mínimas

«Es de tanto vilipendio la mentira», escribía Leonardo,«que si con ella se hablase bien de cosas de Dios, restaría gracia a su deidad, y es de tanta excelencia la verdad, que si con ella se alaban cosas mínimas, éstas se tornan nobles; y su verdad es en sí de tanta excelencia, que aun cuando se extienda sobre las humildes y bajas materias, excede sin comparación a las incertidumbres y mentiras extendidas sobre magnos y altísimos discursos... Pero a ti que vives de sueños, te placen más los sofismas y los embustes de los que parlotean sobre cosas grandes e inciertas, que las ciertas y naturales y de no tanta altura.»

viernes, septiembre 05, 2014

Epitalamio, Pablo de Rokha

Gatita negra, mimosa, negra, negra y sensual, vaso de placeres, tu cuerpo, tu cuerpo de quince y seis veranos es, y emborracha como la sangre agraria de las uvas, como la sangre agraria de las uvas, alucinada y llena de canciones, abejas, rastrojos

domingo, agosto 31, 2014

Entonces no me des un motivo por favor
No le des conciencia a la nostalgia,
La desesperación y el juego.
Pensarte y no verte
Sufrir en ti y no alzar mi grito
Rumiar a solas, gracias a ti, por mi culpa,
En lo único que puede ser
Enteramente pensado
Llamar sin voz porque Dios dispuso
Que si Él tiene compromisos
Si Dios mismo le impide contestar
Con dos dedos el saludo
Cotidiano, nocturno, inevitable
Es necesario aceptar la soledad,
Confortarse hermanado
Con el olor a perro, en esos días húmedos del sur,
En cualquier regreso
En cualquier hora cambiable del crepúsculo
Tu silencio
Y el paso indiferente de Dios que no ve ni saluda
Que no responde al sombrero enlutado
Golpeando las rodillas
Que teme a Dios y se preocupa
Por lo que opine, condene, rezongue, imponga.
No me des conciencia, grito, necesidad ni orden.
Estoy desnudo y lejos, lo que me dejaron
Giro hacia el mundo y su secreto de musgo,
Hacia la claridad dolorosa del mundo,
Desnudo, sólo, desarmado
bamboleo mi cuerpo enmagrecido
Tropiezo y avanzo
Me acerco tal vez a una frontera
A un odio inútil, a su creciente miseria
Y tampoco es consuelo
Esa dulce ilusión de paz y de combate
Porque la lejanía
No es ya, se disuelve en la espera
Graciosa, incomprensible, de ayudarme
A vivir y esperar.
Ningún otro país y para siempre.
Mi pie izquierdo en la barra de bronce
Fundido con ella.
El mozo que comprende, ayuda a esperar, cree lo que ignora.
Se aceptan todas las apuestas:
Eternidad, infierno, aventura, estupidez
Pero soy mayor
Ya ni siquiera creo,
En romper espejos
En la noche
Y lamerme la sangre de los dedos
Como si la hubiera traído desde allí
Como si la salobre mentira se espesara
Como si la sangre, pequeño dolor filoso,
Me aproximara a lo que resta vivo, blando y ágil.
Muerto por la distancia y el tiempo
Y yo la, lo pierdo, doy mi vida,
A cambio de vejeces y ambiciones ajenas
Cada día más antiguas, suciamente deseosas y extrañas.
Volver y no lo haré, dejar y no puedo.
Apoyar el zapato en el barrote de bronce
Y esperar sin prisa su vejez, su ajenidad, su diminuto no ser.
La paz y después, dichosamente, en seguida, nada.
Ahí estaré. El tiempo no tocará mi pelo, no inventará arrugas, no me inflará las mejillas
Ahí estaré esperando una cita imposible, un encuentro que no se cumplirá.
— Balada del ausente; Juan Carlos Onetti (via littrature)

sábado, agosto 23, 2014

Sucesos. Mahfud Massis


Remato mi cerebro (esta escrito en las aguas)
con sus tuercas y anillos, su vertiginosa lengua
¡Se remata con chimenea y todo!
Un poco de grasa es cuanto necesita,
una mano de cal, una gota de amor
quien sabe

Lo entrego, sin embargo, con cierta angustia.
Mantiene su estructura de caoba, sin incrustaciones,
anterior a Amassis, mi pariente definitivamente seco.
Si no hay interesados, se permuta
por una maleta, un trozo de pan, es necesario
comer en esta casa.

DORMIR
cerrar a veces los ojos

Construido a prueba de golpes, se estremece
todavía; y se remonta
en las noches
para aullar entre los perros
la palabra

JUSTICIA

martes, julio 29, 2014

AMANTES LIRICOS - AMANTES EPICOS


Entre los hombres que van tras muchas mujeres podemos distinguir fácilmente dos categorías. Unos buscan en todas las mujeres su propio sueño, subjetivo y siempre igual, sobre la mujer. Los segundos son impulsados por el deseo de apoderarse de la infinita variedad del mundo objetivo de la mujer.
La obsesión de los primeros es lírica: se buscan a sí mismos en las mujeres, buscan su ideal y se ven repetidamente desengañados porque un ideal es, como sabemos, aquello que nunca puede encontrarse. El desengaño que los lleva de una mujer a otra le brinda a su inconstancia cierta disculpa romántica, de modo que muchas mujeres sentimentales pueden sentirse conmovidas por su terca poligamia.
La segunda obsesión es épica y las mujeres no ven en ella nada conmovedor: el hombre no proyecta sobre las mujeres un ideal subjetivo; por eso todo le resulta interesante y nada puede desengañarlo. Y es precisamente esa incapacidad para el desengaño la que contiene algo de escandaloso. La obsesión del mujeriego épico le produce a la gente la impresión de que no se ha pagado nada a cambio de ella (no se ha pagado con el desengaño).
Debido a que el mujeriego lírico persigue siempre al mismo tipo de mujeres, nadie se da cuenta de que cambia de amantes; los amigos le crean permanentemente conflictos porque no son capaces de diferenciar a sus amigas y les atribuyen siempre el mismo nombre.
Los mujeriegos épicos (y por supuesto que Tomás es uno de ellos) se alejan cada vez más, en su búsqueda del conocimiento, de la belleza femenina convencional, de la que se han hartado rápidamente, y terminan indefectiblemente como coleccionistas de curiosidades. Saben que lo son, les da un poco de vergüenza y, para no poner a los amigos en aprietos, no suelen salir públicamente con sus amantes.”


Milan Kundera, la insoportable levedad del ser

sábado, julio 19, 2014

Cioran


A causa de la palabra, los hombres dan la ilusión de ser libres. Si hiciesen lo que hacen sin decir una sola palabra, se les tomaría por autómatas. Al hablar se engañan a si mismos igual que engañan a los demás: si anuncian lo que van a llevar a cabo, ¿cómo pensar que no son dueños de sus actos?